En 2004, fundamos Dos con un propósito claro y personal: crear muebles e iluminación que realmente quisiéramos tener en nuestros propios espacios, piezas que formaran parte de nuestra vida cotidiana no solo por su funcionalidad, sino también por su belleza y carácter. Desde el primer momento, decidimos enfocarnos en lo que nosotros mismos valorábamos profundamente: objetos honestos, duraderos y cuidadosamente diseñados.
Nos inspiramos en el deseo de rodearnos de elementos que aportaran calma, que resistieran el paso del tiempo no solo en lo físico, sino también en lo estético. Por eso, desde nuestros inicios, hemos sido rigurosos con cada elección: cada material que utilizamos, cada unión entre piezas, cada curva o superficie ha sido pensada con detenimiento. La atención al detalle no es para nosotros un lujo, sino una manera de honrar el objeto y a quienes lo usarán.
Nuestra producción se basa en una búsqueda constante de equilibrio entre la funcionalidad y la expresión visual. Cada producto que diseñamos es fruto de un proceso meticuloso, en el que lo artesanal y lo contemporáneo se entrelazan. Nos alejamos de las modas pasajeras para centrarnos en un lenguaje visual atemporal, donde la tranquilidad y la elegancia se convierten en protagonistas. La estética que define a Dos es silenciosa pero elocuente: habla con formas suaves, proporciones equilibradas y una materialidad honesta.
En Dos creemos firmemente que el proceso es tan importante como el resultado. Por eso trabajamos mano a mano con artesanos locales y talleres que comparten nuestros valores. Cada pieza pasa por múltiples manos antes de llegar a su destino final, y en cada etapa se le imprime un nivel de cuidado que solo es posible cuando hay pasión por el oficio. Rechazamos las concesiones cuando se trata de calidad: seleccionamos maderas nobles, metales duraderos, tejidos naturales y acabados respetuosos con el entorno. Queremos que cada mueble y cada luminaria no solo sean bellos, sino que cuenten una historia de dedicación y respeto por el trabajo bien hecho.
A lo largo de los años, Dos ha evolucionado, pero nuestra esencia sigue intacta. Continuamos explorando nuevas formas, nuevas texturas y maneras de habitar el espacio, siempre guiados por los mismos principios con los que comenzamos. Nos mueve la convicción de que los objetos que nos rodean tienen el poder de influir en cómo nos sentimos y en cómo vivimos. Por eso, cada creación es también una invitación: a detenerse, a contemplar, a disfrutar de la presencia silenciosa de lo bien hecho.